lunes, 9 de abril de 2012


Hay que estar despierta para recibir el ritmo del tiempo.
El ritmo que penetra la mirada anterior a todo concepto.
El ritmo de un corazón estrellado no puede ser una manera de recibir el ritmo del tiempo, y esto es obvio, desde siempre.
El ritmo del tiempo se esmera en decir verdades porque su realidad no existe en la razón
Se lo podrá definir como el ritmo del canto de un pájaro pero el ritmo del tiempo no acepta definición alguna. El lenguaje, digamos que por suerte, lo deja por fuera, libre de pala-bras fuga el ritmo del tiempo hacia otros territorios...
Se lo podría localizar en la infancia, en un charco de un día lluvioso en una provincia de buenos aires, el charco que una atravesaba descalza con su hermana o sola,
aunque el ritmo del tiempo prefiera no ser localizado, y menos tan exactamente.
Sólo se podrá decir que el ritmo del tiempo es compartible con ciertos olores y que
frecuenta algunas mañanas de sol con lluvia y que su mejor naturaleza es ser impredecible.

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