Prefiero nadar en aguas habitadas de
animales subterráneos, luego,
abandonarme un poco a los vientos favorables
del verano
en el caso de que éste los traiga.
Un exceso de cordura me da la certeza de la
existencia de ningún dios
pero yo descreo del exceso de cordura, del
mío.
Creo en el reino de las plantas y animales
primitivos más que en mi propio reino,
humano, aunque lo ame irremediablemente.
Estoy sumergida en el mundo
en contacto con las sensaciones
ramificándolas
hasta encontrar el calor
del temprano sol.
Los
restos de las estrellas
sobrevivientes me constituyen
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